El Colegio Luis Amigó y Ferrer sigue fortaleciendo su trabajo junto a los adolescentes, siendo uno de los pilares en la reeducación de cada muchach@.
Pedro, Lucas, Felipe, Juan, José, Luis, Esteban, Manuel, Diego, Sebastián, Laura, Julián, y Luisa son nombres* que se escuchan a menudo, y que corresponden a un grupo de jóvenes con una experiencia de vida en común: producir dos videos del género de la comedia, uno asociado a un viaje de unos antioqueños al mundial de Fútbol Rusia 2018, y el otro, sobre una competencia atlética de mimos.
Aprendizajes asociados al lenguaje audiovisual, el manejo de la cámara fotográfica, la grabadora de audio, la construcción de un guión literario, la representación de personajes, el vestuario, el maquillaje, la creatividad, la improvisación, y otras maneras de contar y contarse, hacen parte ahora, de su historia de vida.
Ese proceso, se desarrolló entre marzo y junio de este año, cuando la Secretaría de Educación de la ciudad y el proyecto @Medellín se articulan, para la formación presencial de un grupo de 13 jóvenes, en temas de alfabetización digital y narrativas digitales, desde el acompañamiento del equipo de Comunicaciones y Territorio. El objetivo, más allá, de la certificación de 20 horas con la Institución Universitaria Pascual Bravo, fue aportar al mejoramiento de su proyecto de vida.
Ellos son jóvenes, como tantos que conocemos a diario, pero hay un detalle significativo, están privados de la libertad y asumen una sanción ante la justicia colombiana, por haber cometido delitos graves siendo menores de edad, producto de infancias con rupturas afectivas, abandono, deterioro familiar, falta de propuestas educativas, consejos inoportunos de amigos o personas cercanas, entre otros; ellos reconocen esta parte de su historia y la aceptan, con la convicción y la proyección de no repetirla.
Si bien permanecen en un espacio y tiempo determinados, ellos no están privados de soñar, anhelar y pensar en un cambio de vida, desde adentro y hacia afuera, en cuerpo y mente, para repararse a sí mismos, y a quienes hicieron algún daño con sus acciones.
Son jóvenes sensibles, la vida les ha traído aprendizajes significativos, que se pueden evidenciar en la forma en que se expresan acerca de los asuntos que consideran vitales, la forma en que valoran a sus seres más cercanos, un ejemplo de ello son unos textos cortos, construidos a partir de un ejercicio en procesadores de texto. En un párrafo debían describir a la persona que más admiraban en la vida, podría ser un personaje de la vida real o de ficción, la mayoría de los jóvenes escogió un personaje de la vida real, a continuación algunos de los textos:
“Es una persona responsable, trabajadora que siempre lucha por lo que quiere, es muy cariñosa con las personas y con su hijo, aunque está atravesando por una crisis familiar aún apoya a esa persona cada ocho días viaja a la ciudad de Medellín para motivar a su hijo de que haga las cosas bien para poder dejar atrás esta situación y poder estar con ellos diariamente, aunque ya no viven juntos sus padres siempre tiene comunicación entre sí para apoyar la situación”.
“Yo admiro mucho a mi madre porque es una mujer con una berraquera muy grande, capaz de hacer muchas cosas por sobrevivir, también porque es una mujer echada para adelante y a la cual respeto demasiado, me siento orgulloso de ella porque desde muy chiquito me enseñó a luchar por lo que quería y que aunque me costara nunca me dejara decaer por ninguno de los obstáculos que se me presentaran, también desde chiquito me inculcó que yo tenía que estudiar y ser una persona de bien echada también para adelante”.
“Es una persona muy especial para mi vida, es el tesoro más grande que hay en mi vida pues la admiro mucho por lo que es, ya que es una persona muy guerrera, persistente e inteligente amorosa y servicial, me ha guiado en mi camino por la vida, me ha corregido en lo que he hecho mal; agradecido por los consejos que me ha brindado para que recapacite en lo que he hecho mal y por su amor incondicional, por darme ánimos en los momentos en que digo que ya no puedo continuar, por acompañarme en cado momento difícil de mi vida”.
“Admiro mucho a una señora llamada Lucía, ella tiene aproximadamente 48 años de edad, la admiro por su esfuerzo, su amor y su valentía; tiene seis hijos, tres de ellos son hombres y las otras tres son mujeres, en estos momentos tres de sus hijos están privados de la libertad, ella nunca los ha dejado solos, siempre ha sido madre y padre a la vez, mantiene muy enferma del corazón, pero no deja de luchar”.
Ellos y muchos otros jóvenes, protegidos por el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA), hacen parte de un Centro de Atención Especializado (CAE) en Medellín, por lo cual, invierten su presente en cultivar un mejor futuro para ellos y sus familias, al cumplir con su proceso legal, con el acompañamiento de entidades como el ICBF, la Defensoría de familia, la Secretaría de Educación de Medellín, y proyectos de la Alcaldía y Sapiencia, como es @Medellín.
Los muchachos reciben la orientación de la comunidad de los Terciarios Capuchinos, de reconocida experiencia en temas de resocialización juvenil, por lo cual, los jóvenes habitan en “las casas” como se les conoce a los bloques del Centro de Atención al Joven Carlos Lleras Restrepo, éstas además están caracterizadas por tener nombres como fortaleza, gratitud, nuevos ideales, reencuentro, entre otros.
Este Centro está ubicado en Robledo, aquí pasarán el tiempo asignado por el juez, para el cumplimiento de la sanción y la recuperación de su libertad.
Desde el exterior del lugar, para los ciudadanos en libertad, existen imaginarios colectivos y prejuicios, que hacen pensar que en su interior hay numerosas rejas, barrotes, alambre de púas, candados, policías y guardias para el control de la seguridad. En realidad, existen unas condiciones adecuadas desde la infraestructura y el cerramiento, zonas verdes, espacios deportivos y un grupo de educadores especializados, que humanizan el proceso y que se encargan del acompañamiento, desde el afecto, reconocimiento al otro, respeto, escucha, intercambio de saberes y experiencias, etc.
Los jóvenes encuentran otros espacios más allá de su habitación, como una piscina, una cancha, un restaurante, auditorio, talleres para cursos empresariales y de formación humana, aulas de clase para la escolarización de quienes lo requieran, el logro de la media técnica, salas de informática, entre otros, con los cuales, se busca contribuir a su reorientación en la vida. Espacios como ellos, sirvieron para el encuentro semanal del grupo participante, alrededor de videoclips, ofimática, internet, reflexiones, conversatorios, ejercicios prácticos, aprendizaje individual y en equipo, un test de orientación vocacional, entre otras actividades.
El primero de junio inició un nuevo mes y se llegó a la mitad del año, se realizó la clausura del proceso, que sirvió a los jóvenes como una oportunidad de transformación personal, con el sello humano y cercano de @Medellín desde la línea formativa de cultura digital, al servicio de la ciudad.
*Nombres cambiados por respeto a la identidad y la seguridad personal.
POR:
Maritza Ruiz Ramírez / Amelia Caro Martínez
Analistas de comunicación y territorio proyecto @Medellín
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